El cáncer infantil abarca una variedad de enfermedades que pueden afectar a niños de todas las edades. A diferencia del cáncer en adultos, el cáncer infantil a menudo se desarrolla en las células en crecimiento y tiene características biológicas distintas. Los tipos de cáncer infantil más comunes incluyen leucemia, tumores cerebrales, neuroblastoma, tumor de Wilms y linfoma.
Causas y factores de riesgo:
Si bien la causa exacta de la mayoría de los cánceres infantiles sigue siendo desconocida, se han identificado algunos factores de riesgo. Estos incluyen factores genéticos, exposición a radiación, ciertos síndromes genéticos y un sistema inmunológico debilitado. Sin embargo, es importante destacar que la mayoría de los niños con cáncer no tienen factores de riesgo conocidos.
Signos y síntomas:
Los signos y síntomas del cáncer infantil pueden variar según el tipo y la ubicación del tumor. Algunos síntomas comunes incluyen fiebre persistente, fatiga, pérdida de peso inexplicable, dolor óseo o articular, bultos, moretones o sangrado fáciles, dolor de cabeza persistente, vómitos, cambios en la visión y problemas neurológicos. Es fundamental que los padres consulten a un médico si su hijo presenta alguno de estos síntomas de forma persistente.
Diagnóstico:
El diagnóstico del cáncer infantil generalmente implica una combinación de exámenes físicos, análisis de sangre, estudios de imagen (como radiografías, tomografías computarizadas o resonancias magnéticas) y biopsias. En algunos casos, puede ser necesaria una punción lumbar o una biopsia de médula ósea para confirmar el diagnóstico.
Tratamiento:
El tratamiento del cáncer infantil depende del tipo y estadio de la enfermedad. Las opciones de tratamiento pueden incluir cirugía, quimioterapia, radioterapia, terapia dirigida, inmunoterapia y trasplante de células madre. A menudo, se utiliza una combinación de estos tratamientos para lograr los mejores resultados.
Pronóstico y supervivencia:
El pronóstico y la tasa de supervivencia del cáncer infantil han mejorado drásticamente en las últimas décadas. Gracias a los avances en el diagnóstico y tratamiento, muchos niños con cáncer pueden lograr una curación completa. Sin embargo, el pronóstico varía según el tipo de cáncer, la edad del niño y otros factores.
Seguimiento y cuidados a largo plazo:
Después del tratamiento, es fundamental que los niños con cáncer reciban un seguimiento médico regular para detectar cualquier recurrencia de la enfermedad y controlar los posibles efectos secundarios del tratamiento. Algunos niños pueden requerir cuidados a largo plazo para abordar problemas de salud relacionados con el cáncer o su tratamiento.